Encontrándonos con varios obstáculos, y a punto de darnos por vencidos, al fin parecía que nuestro sueño de conocer Phi Phi Leh, era posible. Al momento de pedir un «taxi acuático» hacia ese lugar y después de que varios locales nos advirtieron de lo peligroso que era ir allí por las condiciones del mar (solo los yates mas grandes podían llegar allí), nos dimos la vuelta y en eso escuchamos a un señor gritando que volvieramos…
Al ver a esta persona mi primera impresión fue que se había ido de pachanga la noche anterior ya que tenia un aspecto de que andaba medio «crudo» y eso me dio muy mala espina. Aun así y sumando la terquedad de Alberto por llegar allí a como diera lugar, escuchamos como el señor nos daba otra alternativa de como llegar.
Normalmente para llegar a Phi Phi Leh las lanchas llegan por la entrada principal la cual llega directo a la Playa Maya Bay, pero como no era posible llegar allí en lancha pues la única opción era dejarnos en la parte de atrás de la isla y que nosotros caminaramos hasta llegar a «la Playa», lo cual era nuestro objetivo. Nos advirtió que en algún momento en el camino nos teníamos que agarrar muy bien ya que nos íbamos a encontrar con olas muy grandes, yo por supuesto, solo me quede viendo a Alberto quien decía: No hay problema, vámonos!
Con el salvavidas puesto y esperando llegar a nuestro destino bien, partimos hacia Phi Phi Leh
Al llegar al lugar pudimos notar que el agua era verde esmeralda, y nos tiramos al mar para nadar hacia una cueva que nos conduciría a Maya Bay
Nos dimos cuenta que estábamos solos en la isla, caminamos unos 10 minutos por un sendero en medio de mucha vegetación, lo cual me dio la sensación que estábamos a punto de ver algo extraordinario…
Y si, era algo verdaderamente extraordinario…por fin estábamos en «La Playa»
Estaba nublado, por lo que el reflejo del sol no podía iluminar el color del mar, ninguna foto le podría hacer justicia a este lugar, pero aun así, estábamos felices de estar allí, y lo mejor: «La Playa» era nuestra! Estábamos solos… eso si era un verdadero milagro!
Disfrutamos a lo máximo nuestro «momento» el cual después de 20 minutos terminaría…veíamos a lo lejos que se aproximaban varios yates mas grandes cargados de turistas los cuales si podían llegar a la isla por la entrada principal
Valió la pena habernos arriesgado en ir en lancha a Phi Phi Leh, gracias a eso, vivimos una experiencia única
Ya de regreso pudimos notar que la marea había subido y que era imposible regresar por la cueva por la que habíamos entrado por lo que tuvimos que bajar por una escalera hecha con una cuerda
Muy felices y ya superados todos los obstáculos, nos dirigimos a nuestra próxima parada…
Wow que aventura y que aventados chicos
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Haber tomado la alternativa que nos ofrecieron fue lo que hizo de esta aventura algo muy especial… si llegamos a volver, hariamos lo mismo…irnos muy temprano y entrar por la cueva para tener la playa para nosotros solos…
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